La piel actúa como una barrera protectora, así que cualquier daño que sufra aumenta el riesgo de infecciones. Las heridas pueden ser causadas por lesiones, cirugías, presión o fricción. Hay dos tipos de heridas: agudas y crónicas. Una herida aguda es aquella que usualmente cicatriza como debe, dentro de un rango esperado de tiempo. Una herida crónica es aquella que se desarrolla en un período de tiempo más largo.