La pérdida de peso es uno de los efectos secundarios más comunes en personas que han sido diagnosticadas con cáncer. A veces empieza antes del diagnóstico y posteriormente puede agravarse a causa de las náuseas, el malestar y la pérdida de apetito durante el tratamiento.
A pesar de que algunos pacientes pueden “agradecer” la pérdida de peso , el cáncer afecta el tejido protector muscular (masa corporal magra), que se necesita para mantener al cuerpo fuerte, en vez del tejido graso. La pérdida de músculos se llama caquexia. No solo causa fatiga y una función física pobre- también conduce a la pérdida de masa corporal, lo que puede afectar la habilidad del organismo para tolerar el tratamiento.
Una dosis óptima de quimioterapia se calcula, por paciente, en función de su peso y altura. Cualquier cambio a partir del diagnóstico inicial puede afectar dicha dosis, e incluso retrasarla. Así, al mantener un consumo nutricional adecuado, los pacientes pueden reducir el riesgo de perder peso muscular adicional en el futuro. Esto puede ayudar al cuerpo a tolerar mejor el tratamiento. Sin embargo, mantener el peso no significa simplemente comer alimentos más altos en calorías.
Un profesional de la salud puede recomendar nutrición médica. La nutrición médica está especialmente formulada para darle a los pacientes el balance nutricional adecuado que los apoye durante la quimioterapia. La nutrición médica, según lo prescriba el profesional de salud, puede tomarse entre comidas o como complemento de las mismas, para darle al organismo esa reserva extra que prevenga una mayor pérdida de peso.